Quiero susurrarle a la
luna que
tengo un niño en la cuna,
pero para llegar a ella
tengo
que atravesar un puente de
cristal.
Mejor Le diré a los ángeles azules
que en sus alas lleven
estos versos
y que así le cuenten que
hay alguien,
a quien dará su beso de plata.
En su frente de armiño
quedara
impregnada su refulgente
luz,
placido dormirá todas las noches,
violines angelicales lo
mecerán
nada turbara su dulce
sueño.
Porque Dios en sus dos
manos
me lo esconderá de todo
mal,
rondas sigilosas le
cantare y con
premura su corazón cuidare.
Y en su pecho la flor de la paz será
el broche de oro que se perpetuara.
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